Monday, January 17, 2005

Cawaldo

Amigos invisibles,

Todos aquellos que me conocen saben que el día que haya de ser escrita mi biografía la misma será hecha, si correcta, como duografía. Hablar de mí, sin hablar de Cawaldo, mi hermano, mi fuerza, mi compañero de camino, es imposible. Desde que mi memoria es tal, existe. Desde que la inmensidad de nuestro universo era cubierta por los muros de la casa de mis abuelos, hasta que estuvimos sobre las nubes, de vuelta a casa, soñando con hacer del mundo nuestro pequeño imperio. No ha habido momento grato de mi vida donde no lo recuerde y momento penumbroso donde no haya sido apoyo.

Esto me surge hoy como tema pre-onírico porque Cawaldo se muda el viernes, "indefinidamente", como a él mismo le gusta decirlo. Los días pasados han sido fréneticos, dejando en orden documentaciones, procesos, nóminas, cargos, cierres, y cualquier otra burocracia menester para una partida sin traumas mercantiles. Tanto así, que hasta este momento no había caído en cuenta de la separación que se viene.

Curiosamente, la única vez que previamente no compartimos el mismo suelo fue por razones de superación personal. Recién acababa de entrar la década de los '90 y no tardamos mucho en reunirnos de nuevo para compartir ese crecimiento. Ahora, los motivos son esencialmente los mismos pero en condiciones tanto distintas. Esto, seguro, terminará siendo excusa para que achiquemos el mundo, como siempre soñamos cuando chamines.

Un abrazo mi compinche y que el éxito te llegue hasta el corazón.

1 comment:

Anonymous said...

En todo caso eres una persona tan especial que la vida te va llenando de hermanos.

Sumo