Amigos invisibles,
Es insoportable que sea la muerte la que le restriegue a uno en la cara que vivimos en un país del 3er mundo.
El viernes pasado, el perrito de mi esposa murió. En otras circunstancias, cualquiera me oiría criticando la visión católica de la muerte, animando a aquellos que quedamos acá y justificando la posesión de mascotas desde que somos infantes para preparar al ser humano para aquellos infortunios con los que nos conseguiremos de adultos. La realidad no es ésa. La realidad es que Tombo murió víctima de la práctica irresponsable de una transnacional operando en un país tercermundista. El alimento para mascotas con el cual se fue envenenando progresivamente llegó contaminado de tóxinas provenientes de un mal proceso de elaboración en la planta de esta transnacional.
Agrego acá el link de la historia completa por si desean enterarse un poco más en detalle.
Monday, February 07, 2005
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