Tuesday, December 21, 2004

Por cada día 1 siempre hay un día 0.

Amigos invisibles,

Hoy es el génesis de mi blog. La razón de ser de este espacio es muy simple: tengo ganas de escribir de nuevo. La inspiración, muy terrenal: moi même.

Anteayer domingo, conversaba con un genial artista plástico venezolano a quien he comenzado a conocer recientemente. En un punto de la conversación, justo entre la coca cola light y el café, entre el té mal fermentado y la solera, y mientras descubríamos amistades en común y compartíamos los orígenes de las mismas, le comenté que a otro amigo artista (éste fotógrafo y vecino del primero) lo había conocido porque ambos nos buscábamos sin saberlo para colaborar en proyectos propios. Como ya les comenté, mi amigo (el de hace más tiempo) es fotógrafo, y yo (que aún no lo había comentado) escribo. Al darle este pedazo de raíz perdida a mi nuevo amigo caí en un hoyo negro: las carpetas de poemas, el "miosati", la cruz de los relojes, los pétalos secándose, el anhelo a Caracas, el estudio blanco, el Pérez Bonalde. Eso, y luego la pregunta: "Todavía escribes?". Eso, y mi propio desconcierto: "Hace tiempo que no".

No puedo quejarme del día: primero, siempre primero, Naty. Luego Sylvia, Sumo, Héctor y Anaisa. Luego Ramón y Laila. Después Sigfredo (gracias por la pregunta) y por él Lilian y Daniel. Completé con Luben, Mauricio y Arlene. Los nuevos personajes de mi nueva vida. Todos, como agregados a una obra ya en escena, los ha traido Naty.

No puedo quejarme de ese día, pero sí de mi sedentarismo. Por eso, esto. Y por esto, lo que ha de venir. Gracias de nuevo Sigfredo.

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