Amigos invisibles,
No he querido dejar pasar la oportunidad de que se asomen tras mis bastidores. Mi reflexión nace quizás por aquello de que los viajes no se recuerdan por el conjunto de experiencias, sino por lo que cada una significa individualmente.
El hecho está en que la palabra clave en mi vida no ha sido precisamente permanencia. Desde que salí del jardín de infancia hasta entrar en la universidad estudié en 10 instituciones distintas en 6 ciudades bien diferentes. Estoy seguro que de acá nace mi afición por la lectura, la cual se convierte en el hilo conductor de narraciones que sucesos sociales no mutilan. Mis amistades fueron quedando en el camino asociadas a libros. Alejandro a la "Enciclopedia Ilustrada Infantil", Andrew a "To Kill a Mockingbird", Humberto a "La Santa Biblia", Erick a "El Ulises" (así lo haya leído mucho tiempo después), Omar a "La Ilíada". Con Carla siempre me ha costado más trabajo definir un solo libro, quizás porque "El Túnel" fue quien me abrió las puertas a un mundo latinoamericano que siempre añoré. Gracias a Carla entendí al Benedetti que Erick me había presentado. Gracias a Benedetti corrí atrás el tiempo conociendo a aquellos que le dieron valor a estos pueblos de selva, lujuria y muerte. Y así, en ese trajín, llegué a Julio. Sí, Julio, el barbudito. Sí, ése que me hizo ir a París. Ese que fue mi pasaporte a nuevas amistades. Por primera vez los libros de un autor eran canal de incorporación y no como el túnel de Sábato en el que me perdía desde niño en aquellos sueños de los que sólo mi abuela sabía.
Pero todo eso también terminó en algún momento. Hubo personas nuevas y menos libros qué asociar. Ahora más bien eran problemarios, después manuales y finalmente memos. Siempre preferí no asociar nombre alguno a esta clase de lectura. Quizás por eso, los poco más de 10 años que llevo en Caracas los he sentido tan desorientadores. La lectura utilitaria, ese fast-track a la vidad adulta, no me deja asociar mis momentos íntimos a seres humanos dignos de amor.
Eso de que los buenos amigos siempre permanecen me lo demostró Julio. Hace poco me reencontré con él y él me llevó a Naty. Lo demás ya es historia.
Progresivamente he ido cambiando mi vida profesional a algo que me permita leer a saciedad. A algo que requiera mi visión de la vida para aplicarlo y (aunque sea en términos mundanos) ser exitoso. Ahora tengo cerca en esto a Naty, a Sumo, a Sylvia, a Héctor, a Anaisa, a Daniel y a Lilian. Tengo mis dedos cruzados y mi mente en contra de todos los fast-tracks.
Tuesday, December 21, 2004
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