Amigos invisibles,
Ayer 28 llegué a los 28.
Tuve una fiesta curiosamente sorpresa, planificada en su totalidad por Naty (obvio).
1ro. A pesar de que sabía que me iba a hacer un soirée no sabía quiénes estaban invitados. Una llamada que originalmente me pareció cándida hecha por mi hermano días antes me cuestionaba quiénes eran mis amigos en este momento. Después de la típica reflexión urbana y contemporánea sobre este tema (por algo los psicoanalistas existen) un shortlist apareció. Nada intrigante. Nada nuevo tampoco. Sólo la candidez de tomarse en serio las cosas cuando uno se siente voluntariamente solo.
2do. Mi casa se convirtió en una galería y esa noche se sintió como la apertura de la exhibición. Si sólo Sigfredo hubiese estado.
3ro. La velada fue un ejercicio del engaño muy bien ejecutado: más de 30 personas en una sala de menos de 50 mts2, una multiplicación de vinos que sólo Cristo hubiese podido superar, y una propuesta gastronómica que hubiese deleitado al mismo Brillat Savarin.
Mi primer huesped llegó a las 20:07 y el último pasada la medianoche. Ninguno de ellos sabía yo que estaba invitado. Nada mejor para compensar mi crisis pre-30 (la cual en realidad no fue crisis, sino reflexión con conclusión de escasez temporal).
Wednesday, December 29, 2004
Saturday, December 25, 2004
So this is Christmas
Amigos invisibles,
Este año he cuestionado excesivamente el significado de la natividad y varios de sus detalles intrínsecos (como la fecha de su celebración). Concluyo, como casi siempre lo hago, que existe un Dios Todopoderoso, con muy buen humor. El hecho es que ayer, a medida que me acercaba a la medianoche de la nochebuena, mi cuerpo se iba poniendo más pesado, como si alguien me estuviese subyugando. No había pasado media hora de la medianoche cuando colapsé con un ataque viral que me tiene en cama y con desalentadores prospectos para los próximos días. Ahora, qué carajo! Si le hallas el humor a esto, no hay otra cosa qué hacer sino disfrutarlo.
So this is Christmas, pero que todos la disfruten a plenitud. Feliz navidad.
Este año he cuestionado excesivamente el significado de la natividad y varios de sus detalles intrínsecos (como la fecha de su celebración). Concluyo, como casi siempre lo hago, que existe un Dios Todopoderoso, con muy buen humor. El hecho es que ayer, a medida que me acercaba a la medianoche de la nochebuena, mi cuerpo se iba poniendo más pesado, como si alguien me estuviese subyugando. No había pasado media hora de la medianoche cuando colapsé con un ataque viral que me tiene en cama y con desalentadores prospectos para los próximos días. Ahora, qué carajo! Si le hallas el humor a esto, no hay otra cosa qué hacer sino disfrutarlo.
So this is Christmas, pero que todos la disfruten a plenitud. Feliz navidad.
Tuesday, December 21, 2004
Fast-track to 27
Amigos invisibles,
No he querido dejar pasar la oportunidad de que se asomen tras mis bastidores. Mi reflexión nace quizás por aquello de que los viajes no se recuerdan por el conjunto de experiencias, sino por lo que cada una significa individualmente.
El hecho está en que la palabra clave en mi vida no ha sido precisamente permanencia. Desde que salí del jardín de infancia hasta entrar en la universidad estudié en 10 instituciones distintas en 6 ciudades bien diferentes. Estoy seguro que de acá nace mi afición por la lectura, la cual se convierte en el hilo conductor de narraciones que sucesos sociales no mutilan. Mis amistades fueron quedando en el camino asociadas a libros. Alejandro a la "Enciclopedia Ilustrada Infantil", Andrew a "To Kill a Mockingbird", Humberto a "La Santa Biblia", Erick a "El Ulises" (así lo haya leído mucho tiempo después), Omar a "La Ilíada". Con Carla siempre me ha costado más trabajo definir un solo libro, quizás porque "El Túnel" fue quien me abrió las puertas a un mundo latinoamericano que siempre añoré. Gracias a Carla entendí al Benedetti que Erick me había presentado. Gracias a Benedetti corrí atrás el tiempo conociendo a aquellos que le dieron valor a estos pueblos de selva, lujuria y muerte. Y así, en ese trajín, llegué a Julio. Sí, Julio, el barbudito. Sí, ése que me hizo ir a París. Ese que fue mi pasaporte a nuevas amistades. Por primera vez los libros de un autor eran canal de incorporación y no como el túnel de Sábato en el que me perdía desde niño en aquellos sueños de los que sólo mi abuela sabía.
Pero todo eso también terminó en algún momento. Hubo personas nuevas y menos libros qué asociar. Ahora más bien eran problemarios, después manuales y finalmente memos. Siempre preferí no asociar nombre alguno a esta clase de lectura. Quizás por eso, los poco más de 10 años que llevo en Caracas los he sentido tan desorientadores. La lectura utilitaria, ese fast-track a la vidad adulta, no me deja asociar mis momentos íntimos a seres humanos dignos de amor.
Eso de que los buenos amigos siempre permanecen me lo demostró Julio. Hace poco me reencontré con él y él me llevó a Naty. Lo demás ya es historia.
Progresivamente he ido cambiando mi vida profesional a algo que me permita leer a saciedad. A algo que requiera mi visión de la vida para aplicarlo y (aunque sea en términos mundanos) ser exitoso. Ahora tengo cerca en esto a Naty, a Sumo, a Sylvia, a Héctor, a Anaisa, a Daniel y a Lilian. Tengo mis dedos cruzados y mi mente en contra de todos los fast-tracks.
No he querido dejar pasar la oportunidad de que se asomen tras mis bastidores. Mi reflexión nace quizás por aquello de que los viajes no se recuerdan por el conjunto de experiencias, sino por lo que cada una significa individualmente.
El hecho está en que la palabra clave en mi vida no ha sido precisamente permanencia. Desde que salí del jardín de infancia hasta entrar en la universidad estudié en 10 instituciones distintas en 6 ciudades bien diferentes. Estoy seguro que de acá nace mi afición por la lectura, la cual se convierte en el hilo conductor de narraciones que sucesos sociales no mutilan. Mis amistades fueron quedando en el camino asociadas a libros. Alejandro a la "Enciclopedia Ilustrada Infantil", Andrew a "To Kill a Mockingbird", Humberto a "La Santa Biblia", Erick a "El Ulises" (así lo haya leído mucho tiempo después), Omar a "La Ilíada". Con Carla siempre me ha costado más trabajo definir un solo libro, quizás porque "El Túnel" fue quien me abrió las puertas a un mundo latinoamericano que siempre añoré. Gracias a Carla entendí al Benedetti que Erick me había presentado. Gracias a Benedetti corrí atrás el tiempo conociendo a aquellos que le dieron valor a estos pueblos de selva, lujuria y muerte. Y así, en ese trajín, llegué a Julio. Sí, Julio, el barbudito. Sí, ése que me hizo ir a París. Ese que fue mi pasaporte a nuevas amistades. Por primera vez los libros de un autor eran canal de incorporación y no como el túnel de Sábato en el que me perdía desde niño en aquellos sueños de los que sólo mi abuela sabía.
Pero todo eso también terminó en algún momento. Hubo personas nuevas y menos libros qué asociar. Ahora más bien eran problemarios, después manuales y finalmente memos. Siempre preferí no asociar nombre alguno a esta clase de lectura. Quizás por eso, los poco más de 10 años que llevo en Caracas los he sentido tan desorientadores. La lectura utilitaria, ese fast-track a la vidad adulta, no me deja asociar mis momentos íntimos a seres humanos dignos de amor.
Eso de que los buenos amigos siempre permanecen me lo demostró Julio. Hace poco me reencontré con él y él me llevó a Naty. Lo demás ya es historia.
Progresivamente he ido cambiando mi vida profesional a algo que me permita leer a saciedad. A algo que requiera mi visión de la vida para aplicarlo y (aunque sea en términos mundanos) ser exitoso. Ahora tengo cerca en esto a Naty, a Sumo, a Sylvia, a Héctor, a Anaisa, a Daniel y a Lilian. Tengo mis dedos cruzados y mi mente en contra de todos los fast-tracks.
Por cada día 1 siempre hay un día 0.
Amigos invisibles,
Hoy es el génesis de mi blog. La razón de ser de este espacio es muy simple: tengo ganas de escribir de nuevo. La inspiración, muy terrenal: moi même.
Anteayer domingo, conversaba con un genial artista plástico venezolano a quien he comenzado a conocer recientemente. En un punto de la conversación, justo entre la coca cola light y el café, entre el té mal fermentado y la solera, y mientras descubríamos amistades en común y compartíamos los orígenes de las mismas, le comenté que a otro amigo artista (éste fotógrafo y vecino del primero) lo había conocido porque ambos nos buscábamos sin saberlo para colaborar en proyectos propios. Como ya les comenté, mi amigo (el de hace más tiempo) es fotógrafo, y yo (que aún no lo había comentado) escribo. Al darle este pedazo de raíz perdida a mi nuevo amigo caí en un hoyo negro: las carpetas de poemas, el "miosati", la cruz de los relojes, los pétalos secándose, el anhelo a Caracas, el estudio blanco, el Pérez Bonalde. Eso, y luego la pregunta: "Todavía escribes?". Eso, y mi propio desconcierto: "Hace tiempo que no".
No puedo quejarme del día: primero, siempre primero, Naty. Luego Sylvia, Sumo, Héctor y Anaisa. Luego Ramón y Laila. Después Sigfredo (gracias por la pregunta) y por él Lilian y Daniel. Completé con Luben, Mauricio y Arlene. Los nuevos personajes de mi nueva vida. Todos, como agregados a una obra ya en escena, los ha traido Naty.
No puedo quejarme de ese día, pero sí de mi sedentarismo. Por eso, esto. Y por esto, lo que ha de venir. Gracias de nuevo Sigfredo.
Hoy es el génesis de mi blog. La razón de ser de este espacio es muy simple: tengo ganas de escribir de nuevo. La inspiración, muy terrenal: moi même.
Anteayer domingo, conversaba con un genial artista plástico venezolano a quien he comenzado a conocer recientemente. En un punto de la conversación, justo entre la coca cola light y el café, entre el té mal fermentado y la solera, y mientras descubríamos amistades en común y compartíamos los orígenes de las mismas, le comenté que a otro amigo artista (éste fotógrafo y vecino del primero) lo había conocido porque ambos nos buscábamos sin saberlo para colaborar en proyectos propios. Como ya les comenté, mi amigo (el de hace más tiempo) es fotógrafo, y yo (que aún no lo había comentado) escribo. Al darle este pedazo de raíz perdida a mi nuevo amigo caí en un hoyo negro: las carpetas de poemas, el "miosati", la cruz de los relojes, los pétalos secándose, el anhelo a Caracas, el estudio blanco, el Pérez Bonalde. Eso, y luego la pregunta: "Todavía escribes?". Eso, y mi propio desconcierto: "Hace tiempo que no".
No puedo quejarme del día: primero, siempre primero, Naty. Luego Sylvia, Sumo, Héctor y Anaisa. Luego Ramón y Laila. Después Sigfredo (gracias por la pregunta) y por él Lilian y Daniel. Completé con Luben, Mauricio y Arlene. Los nuevos personajes de mi nueva vida. Todos, como agregados a una obra ya en escena, los ha traido Naty.
No puedo quejarme de ese día, pero sí de mi sedentarismo. Por eso, esto. Y por esto, lo que ha de venir. Gracias de nuevo Sigfredo.
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